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Alero Olympio o cómo crear un refugio
Biografías

Alero Olympio o cómo crear un refugio

El activismo y el cuidado del entorno como motor creativo

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Verónica Maraver
ene 06, 2025
∙ De pago
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Alero Olympio o cómo crear un refugio
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Ilustración propia de Alero Olympio.

Siempre me gusta empezar cada uno de mis artículos explicando cómo llegué a la mujer de la que voy a hablar. No será así en esta ocasión. Si te soy sincera, no sé exactamente cómo llegué a Alero Olympio.

Alero Olympio fue una arquitecta pionera en construcciones sostenibles y un referente en el activismo decolonial. Su trabajo me llevó a conocer el papel de las mujeres subsaharianas en la resistencia contra la colonización, y a entender una forma distinta de ver la arquitectura y los hogares.

Acercarse a la vida y obra de Alero Olympio es darse cuenta de cómo de invisibilizadas están las artistas africanas. Con apenas un par de fotos publicadas y cuatro datos sobre su biografía, una siente que la imagen de Olympio se difumina hasta casi volverse transparente. La impotencia inicial se transforma en la necesidad de compartir su trabajo y obra.

Mi trabajo de investigación ha dado sus frutos, y estoy orgullosa de que tú puedas también acceder a ella.

¿Quieres conocerla? ¡Vamos allá!


Crea como una chica es una publicación para visibilizar y potenciar la expresión artística y creativa de las mujeres y construir una memoria colectiva sobre ellas. Puedes apoyar el proyecto compartiéndolo o suscribiéndote:


Foto de Alero Olympio, no conozco autoría.

Así fue la vida de Alero Olympio

La familia de Olympio estaba terriblemente arraigada al territorio al que pertenecían. Su abuelo condujo a Togo a la independencia, y su madre dejó Jamaica para trasladarse a Ghana y construir la primera nación panafricana. Con esa herencia familiar, no sorprende que Alero tuviese una evidente necesidad de dignificar y honrar su propia tierra.

Olympio viajará a Escocia para estudiar arquitectura y aquello marcará su trabajo. De hecho, fue su trabajo inicial en Europa el que la llevó de nuevo a trabajar en África, donde ejerció una arquitectura distinta a la europea. Aquella forma local de ver la arquitectura es lo que convertiría a Olympio en un referente en el activismo y la arquitectura.

En 1992, Olympio construyó en Ghana el Instituto Kokrobitey1 , un espacio dirigido por la artista Renee C. Neblett. El Instituto fue diseñado acorde a las construcciones antiguas del grupo étnico Ashanti y es un centro privado de investigación y desarrollo de los conocimientos y la cultura africana. Quiero que te quedes con este complejo en mente, porque regresaremos a él más adelante.

En 1999, Olympio enfermó de cáncer, pero a pesar de ello se embarca en la construcción de un hotel sostenible en la capital de Ghana. Finalmente, muere de cáncer en 2005 a la edad de 46 años.

Su legado es una arquitectura ecológica y poética, donde el activismo se encuentra con las comunidades para crear universos habitables y dignos.


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La arquitectura como activismo postcolonial

Para situarnos y entender la revelación que supone el trabajo de Alero Olympio, es importante conocer brevemente la historia de Ghana. ¡Vamos allá!

Ghana fue colonizada por europeos durante cientos de años. Allí, los colonizadores construyeron castillos, fuertes e iglesias. Aquellos espacios se usaron para muchas actividades de comercio, incluida la trata de personas. Sí, amiga, esas estructuras arquitectónicas, que pueden parecer triviales, eran edificios de opresión y explotación de recursos y personas. Alero Olympio era consciente de cómo la arquitectura afectaba a la dignidad de Ghana, y quiso hacer edificios siempre libres de elementos coloniales.

«Intento asegurarme de no utilizar ningún símbolo clásico europeo: columnas jónicas, capiteles italianos y bases para frisos y cornisas, etc.» Alero Olympio

El territorio ghanés consiguió su independencia el 6 de marzo de 1957, y se convirtió en el primer país del África subsahariana en ser una nación independiente. En la era postcolonial, contrario a lo que podríamos pensar, los símbolos europeos eran los aceptados, también en la arquitectura. Con el desarrollo, las casas pasaron de ser construidas de adobe a levantarse con cemento y uralita importados de Europa. En aquel panorama, Alero Olympio supo ver en la arquitectura la oportunidad única de construir una vida mejor para las personas. Y lo hizo.

Construcciones de cemento y uralita en un suburbio de Ghana

Crear para las personas

Para la arquitecta ghanesa, la creatividad era un acto de cicatrización en el continente africano.Con su trabajo, podía:

  • Desviarse del camino que marcaba occidente.

  • Explorar el conocimiento y recursos locales.

  • Recuperar la identidad de Ghana.

Conocer el trabajo de Olympio nos abre los ojos a la arquitectura desde otro punto de vista, desde el político, donde los edificios no son ajenos a la opresión, la discriminación y la explotación.

Centrada en esa forma de entender la construcción, Alero trabajó con materiales, constructores y trabajadores locales. En su rechazo a lo occidental, y su investigación e interés en los recursos locales, nuestra protagonista hizo algo genial: crear ladrillos de la tierra roja de Ghana.

Hacer poesía con ladrillos de laterita

ladrillos de laterita.

Al inicio de este artículo, te explico que Alero Olympio construyó un instituto dedicado al conocimiento africano en el pueblo de Kokrobitey. Verás, cuando recibió aquel encargo, enseguida entendió que debía de ser un espacio que facilitara la interacción social y que solo debían usarse materiales locales para su construcción. Aunque en la actualidad estamos muy familiarizadas con el concepto de construcción sostenible, en 1990 no era una tendencia. Sin embargo, para la construcción del instituto, utilizó madera local, constructores locales y la fundición de los metales se hacía en la misma zona. Además, Alero era una mujer visionaria, y aquella construcción le llevaría a una genialidad: iban a prescindir del cemento importado de Europa y hacer sus propios ladrillos. Olympio compró una máquina de hacer ladrillos en la India y usó los suelos de laterita.


«La laterita es un material extraordinario, en realidad, y está por todas partes en Ghana.» Alero Olympio


Todo aquel proceso de fabricación involucraba a muchísimas personas, y todas eran locales. Para hacer los ladrillos, las mujeres cogían y transportaban la laterita en sus cabezas; los trabajadores locales aprendieron a usar la máquina, y los ladrillos acababan en edificios locales. De nuevo, vemos ese enfoque holístico pensado en el bienestar de la comunidad. ¡Ma ra vi lla!

Alfabetismo medioambiental

En mi segunda carta amarilla, expliqué cómo mi abuelo me había enseñado que si los pájaros volaban bajo significaba que iba a llover. Aquella frase era casi todo lo que sabía en mi adolescencia sobre el medio donde vivía, había sobrevivido al mundo sin saber siquiera cómo se cultiva una patata. La sensación de desconexión con la naturaleza empezó a atormentarme en la edad adulta, y es cuando escribí la frase: «Hay que mirar al cielo al menos una vez al día». Por eso, cuando llegué a la idea que tenían Alero Olympio y su entorno sobre la humanidad y el analfabetismo, esta vibró dentro de mí como despertador. Verás, para Alero Olympio, existía un analfabetismo primario, mucho más importante que el de saber leer o escribir, y era el de saber interpretar el medio en el que vivimos. Ellas afirmaban que la primera alfabetización debía ser leer tu entorno y conocer lo que la naturaleza te ofrece.

Es evidente que nuestra artista no solo es consciente de esos recursos locales, sino que lo usa y considera un derecho a que todas las personas tengan acceso a ellos. Olympio hacía arquitectura ecológica y sostenible antes de que esas palabras estuviesen de moda, porque había adquirido un compromiso con las personas y el territorio que habitaban. Por eso, su visión y sus construcciones fueron ¡y son! Tan revolucionarias.

Fotografía de construcción de Alero Olympio.

«La sostenibilidad no trata solo del medio ambiente. Va de sostener a las personas, sus economías, vidas y culturas.» Miriam Issaufou Kamara

La casa de Alero Olympio en Ghana.

Construir una vida mejor

Confieso que, durante mis primeros años de adultez, consideré el acto de creación como algo aislado y personal. Una chispa creativa que arde en tu propio interior. Sin embargo, cuando empecé a descubrir a las mujeres artistas invisibilizadas, se iba tejiendo una red donde encontraba muchas respuestas a lo que necesitaba entender para crear.

La obra de Alero, responde a una pregunta importante: ¿Debe la creatividad propia servir para mejorar el mundo? Veo cómo estamos enfocando la creatividad a una actividad exclusivamente individual. Se habla de gimnasios creativos, que invitan a autocultivarse, y de cientos de experiencias enfocadas en el «Yo». No me malinterpretes, no tengo ninguna duda de que la creatividad es un acto de bienestar y salud personal, pero también es un instrumento social, y me da miedo que perdamos de vista esto último.

Alero Olympio usó su creatividad para construir refugios decoloniales para las personas, no solo para las que los habitaban, sino para las que los construían. Con esa idea en la mente, he querido dibujar a Alero. En mi ilustración, una rama de árbol de neem (muy común en Ghana) atraviesa su cuerpo y las semillas están maduras. En su mano, un nido en el que viven aves que simbolizan la libertad.

Alero nos deja un legado que trasciende a las fronteras, la clase, el género y la nación. Su trabajo nos dice que la creatividad debe de poner a las personas en el centro para ser un acto humano, y humanitario. Estoy convencida de que todo el esfuerzo que se está haciendo por visibilizar la figura de Olympio, dará sus frutos, y ella, como las semillas del árbol de neem, regresará a la tierra para que sea más fértil para todas.

Querida, lo que sigue a continuación es para afiliadas, e incluye una misión creativa para esta semana y acceso al chat. La misión está inspirada en el trabajo de Alero Olympio, donde además de trabajar nuestro pensamiento lateral y creatividad, profundizaremos en el trabajo de Olympio. Así que ya sabes, amiga, te estamos esperando…

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