Nosotras que hemos creado en una isla #2
Conoce la historia de cuatro mujeres que experimentaron una transformación creativa gracias a las islas que habitaron
Crea Como una chica es un espacio de inspiración creativa. Durante el mes de abril el hilo conductor va a ser las islas, y vamos a conocer las historias inspiradoras de varias mujeres que experimentaron una transformación creativa gracias a las islas que habitaron. Esta es la segunda parte de una serie de dos correos, puedes leer el anterior aquí.
El sol está a punto de salir. Las últimas rocas desnudas frente al agua te protegen del oleaje. La sal vuela como un fantasma que intenta tocar el despertar silencioso de la vida silvestre a punto de empezar. Abres la mochila, extiendes una toalla y te sientas a la espera de que el sol aparezca en el horizonte. Esta parte de la historia ya te la sabes: el azul se encenderá, en el cielo se iluminará la única estrella de tu galaxia y regresarás a la cabaña. Pero nunca te cansas. Porque esa es tu isla, y es hermosa.
Hoy te invito a conocer las islas de Ana Mendieta y Jamaica Kincaid. Veremos cómo se puede crear desde una isla con objetivos y perspectivas muy distintas a las de las dos artistas que habíamos visto anteriormente.
Así es el arte. Así es la vida. Así somos nosotras.
La isla ausente de Ana Mendieta
En 1961, Ana Mendieta (1948-1985) salió de la isla de Cuba en dirección a Miami como parte de un convoy de exilio de miles de niños y niñas. Ana tenía 12 años y viajaba sola con su hermana. Atrás quedaban sus padres, las raíces y el mundo que ella conocía. Una vez en Estados Unidos la separaron de su hermana y fue acogida en varias casas donde recibió palizas, castigos y discriminación. ¡Qué duro vivir de esa forma la adolescencia! ¡Qué hipócrita es un país que pretende liberarte y acaba confinándote al sótano de un extraño!
5 años después, su madre llega a Estados Unidos y reunifica a la familia en Iowa. Ana estudia Bellas Artes y su vida mejora.
«Mi arte es la manera de restablecer los lazos que me unen al Universo. Es un retorno a la fuente materna.»__ Ana Mendieta.
A pesar de la distancia, Cuba estuvo presente en toda la obra de Mendieta simbolizando aquello que había dejado atrás. ¿Pueden las ausencias convertirse en nuestra principal fuente de expresión creativa? ¿Es posible transformar lo que más nos duele en belleza?
La isla se hace visible en sus fotografías y representaciones a través de su propia silueta. Creaba estructuras con plantas, tierra o piedras para representarse a sí misma sobre el paisaje. Ana creó islas con su propio cuerpo.
Islas en las que su figura era la tierra, y a menudo se llenaba de flores, de musgo, de vida. Islas que estaban a flote, que habían superado la intemperie y las mareas.
Islas que eran ella misma.
Crea como una chica es un espacio autogestionado e independiente donde se visibiliza y se motiva la creatividad de las mujeres. Cada mes dedico a este proyecto decencas de horas de investigación, imaginación, dibujo y escritura. Si esta publicación aporta inspiración y enriquecimiento a tu vida, considera hacerte madrina y desbloquea todos los muros de pago.
Jamaica Kincaid y la dualidad de una isla
Jamaica Kincaid (1949), escritora del New Yorker, acababa de regresar de su isla natal y necesitaba narrar todo lo que había visto y vivido. Lo hizo en su novela «Un pequeño lugar», donde a través de su voz narrativa, invita a las lectoras a naufragar en las contradicciones de Antigua. Por un lado, Antigua representa el paraíso que nos muestran los anuncios de las agencias de viajes, y por el otro, la devastación causada por la colonización y las consecuencias de la corrupción, la opresión y el turismo.
«Una cosa fea, eso es lo que eres cuando te conviertes en turista, una cosa fea, vacía, una cosa estúpida, un pedazo de basura que se detiene aquí y allá para mirar esto y saborear aquello, y nunca se te ocurrirá que la gente que habita el lugar en el que te acabas de detener no te puede soportar.»__Jamaica Kincaid
Es demoledor el párrafo de la novela de Kincaid. No deja espacio para demasiadas interpretaciones, y nos pone a reflexionar sobre el dolor que podemos causar en los lugares que visitamos.
Esta es la historia de Jamaica Kincaid: cuando aún era una adolescente, se fue a trabajar a Estados Unidos para ayudar a su familia. No lo hizo, nunca les envió dinero y pronto lo usó para encontrar su propio camino. Kincaid iba a ser escritora. Lo fue. Lo es. Encontró su voz lejos de casa para conseguir escribir sobre sus raíces.
La isla es su propia contradicción.
Antigua es un sitio del que huye para encontrar un futuro mejor. Sin embargo, siempre ha defendido la resistencia del pueblo y la urgencia de preservar la memoria colectiva de aquella pequeña isla en el Caribe. Jamaica Kincaid supo encontrar la distancia adecuada para poder mirar(se) con claridad.
Y lo hizo.
¡Vamos si lo hizo!
Estas dos mujeres nos han enseñado que huir de lo que nos perturba no nos hace olvidar nuestro propio origen.
En un mundo globalizado donde las culturas locales están amenazadas, podemos defender nuestras propias «islas». Esos espacios identitarios donde hemos crecido o vivido. Nuestras islas no son solo nuestro barrio o nuestro país de origen, sino también nuestras raíces complejas y largas. A veces, renegamos de ellas, otras las abrazamos y las mostramos con orgullo.
¿De qué estás hecha? ¿Cuál es tu isla de origen? Los espacios que hemos habitado nos conforman y nos narran. Esos orígenes están también en nuestro arte, nuestra creatividad y en todo lo que escribimos.
Son, en definitiva, parte de nuestra esencia.
¿Cuál es la tuya?
Me encantará leerte en los comentarios.
Fuentes:
«Where Is Ana Mendieta?: Identity, Performativity, and Exile» de Jane Blocker
«Un pequeño lugar» de Jamaica Kincaid.
Menuda aventura de vida la tuya, Judith. La historia de tu familia es pura resiliencia. Toda una isla de apoyo para seguir flotando. Gracias por compartirla.
Madre mía Vero, que buena eres,
Mis isla era nuestra casa, porque mi padre emigrante sudamericano vino a estudiar a España por motivos políticos y no podía regresar a su tierra,mataron a un tío suyo y a el le amenazaron de muerte.
Y aquí la familia de mi madre no nos aceptó.
Mi padre quedó huérfano y se aferró Asus queridos hijos y así vivimos y crecimos en nuestra 🏝️ particular, mi padre todo nostalgia nos enseñó, unos educó el sólo pues mi madre enfermó.
Así que nos hicimos fuertes, además como mi madre tenía una enfermedad mental todos nos rechazaban, así que no quedo otra que unirnos y resistir
Lo conté todo en mi primer libro, cuando murio la abuela que nunca tuve.
Es la biografía de mi familia,se llama A Destiempo de Ruth Somoyanovich, lo hice bajo pseudónimo.Lo publique con KDP en Amazon.